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Después de meses de encierro durante la pandemia del coronavirus COVID-19, la
desescalada llega a su fin y nos acercamos a la denominada “nueva normalidad”.
Llevamos más de dos meses en los que el nivel de actividad física se ha reducido a
prácticamente cero, el teletrabajo nos ha hecho pasar más horas de las que
deberíamos sentados y han aparecido molestias y dolores que no teníamos antes del
confinamiento o que si teníamos, pero de una intensidad mucho más baja.
La falta de actividad física tiene un impacto muy negativo en nuestro cuerpo y nuestra
mente. Desde pérdida de masa muscular, funcionalidad, densidad mineral ósea,
pasando por empeoramiento general de la condición física hasta incluso cambios
emocionales y de calidad del sueño. Nuestro cuerpo pierde funcionalidad, nuestro
huesos, músculos y tendones se vuelven más débiles y nuestro sistema cardiovascular
pierde eficiencia.
El ser humano está diseñado para el movimiento y durante la desescalada y el paso a
la “nueva normalidad” debemos aumentar nuestro nivel de actividad física diaria y de
ejercicio físico, pero no todo vale.
Para reducir el riesgo de lesión en la vuelta a la actividad física durante la desescalada
y librarnos de ese dolor que nos ha acompañado durante el confinamiento, debemos
realizar un entrenamiento individualizado y funcional, adaptado a nuestras
necesidades y con un adecuado control de las cargas, pues estamos ante una situación
única en la que tenemos que adaptar el tiempo, la intensidad y la carga de forma muy
precisa para revertir los cambios en nuestro organismo y que la “nueva normalidad”
sea placentera en todos los sentidos.
Volver a disfrutar de lo que más te gusta, ya sea sólo, con tu pareja o con tus hijos es
posible, pero debes hacerlo poco a poco y con las medidas de seguridad necesarias
para que todo evolucione de manera correcta.


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¡No me digas que todavía no has retomado tu actividad física!

Esta terrible pandemia y el consecuente encierro en casa ha trastocado los planes de todos los
deportistas y de todas las personas que hacemos ejercicio físico. Sin embargo, no todo está
perdido.
Es cierto que algunas personas no han conseguido encontrar la motivación necesaria para
entrenar en casa, sobre todo en las primeras fases en las que el confinamiento era muy
estricto. La familia, la escasez de material, ese sofá que ha tenido que hacer horas extra y
aguantar el peso creciente de más de uno, sumado a la suspensión y cancelación de las
competiciones deportivas se han convertido en verdaderas barreras. Otros han tirado de
imaginación y el COVID no ha podido con sus ansias por seguir mejorando o, al menos, por
mantener un mínimo estado de forma y rendimiento que seguro que actualmente agradecen.
Hemos vivido momentos difíciles, pero debemos cambiar el chip cuanto antes. El verano de
2020 puede ser tu oportunidad para trabajar tus puntos débiles y entrenar a un nivel que
antes no te podías permitir por las exigencias de la competición. Tenemos una “súper
pretemporada” por delante para volver más fuertes que nunca, así que vamos a aprovecharla.


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Dolores de espalda tras el confinamiento debido a la pandemia del Covid-
19.

Ya estamos inmersos en las fases de la desescalada del encierro al que
hemos estado obligados a causa del Covid19. Entre las lesiones más
frecuentes nos encontramos con problemas de espalda, cervicalgias y
lumbalgias principalmente,en personas que ya sufrían esta patología y en
otras para las que se trata de una dolencia nueva.
Es importante que entendamos que para las personas que no sufrían este
tipo de dolencia antes del confinamiento,este no debería ser la causa y a las
personas que si padecían esta lesión no debería agravarse por dicho
encierro.
Las causas por las que esto ocurre es por varios factores que se han
asociado y han dado como resultado estos problemas de espalda:

1.Actividad física disminuida: mucho tiempo acostados o sentados.
2. Mala calidad del sueño: Es normal que toda esa información sobre
cómo evolucionaba la pandemia del Covid nos crease tensión y dificultad
para descansar correctamente.
3. Teletrabajo: el trabajar desde casa hace que nuestra postura no sea la
idónea por usar una silla y/o escritorio inadecuado, mala iluminación.
Todo esto hace que nuestra postura se altere y nos sentamos con la cabeza
adelantada, hombros caídos, aumentemos la cifosis dorsal, crucemos las
piernas, nos apoyar los dos píes en el suelo y un largo etc, es lo qu e ha
causado estas alteraciones en nuestra salud.

Para resolver esta situación,ahora que ya estamos a las puertas del verano
2020 y nos encontramos cerca de alcanzar la nueva normalidad,
recomendamos inicio de ejercicio físico supervisado por un profesional,
buena alimentación, técnicas de relajación para dormir mejor, y acudir al

fisioterapeuta para normalizar las estructuras que se han visto
comprometidas durante este periodo.

EJERCICIO FÍSICO ADECUADO, BUENA ALIMENTACIÓN Y
SUEÑO DE CALIDAD SON LOS PILARES EN LOS QUE SE
SUSTENTA NUESTRA SALUD.


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