Aunque los bebés son muy susceptibles a sufrir resfriados durante todo el año, en los meses de frio (entre noviembre y abril) la incidencia es mayor. Los más peques se resfrían una media de 7 u 8 veces en estos meses. La prematuridad, las guarderías y el incremento de alergias son algunas causas de este problema.
La congestión nasal es el principal indicador de estos resfriados. Los mocos llegan un día para quedarse y debemos de tener cuidado, puesto que, pueden complicarse y causar enfermedades de mayor gravedad como otitis, neumonías o bronquiolitis.
Tener la nariz congestionada no solo es molesto por la dificultad que produce para respirar (los bebés no pueden respirar por la nariz y deben de hacerlo por la boca), sino que es frecuente que rechacen la comida (especialmente si es lactante) debido a que se altera el sabor de la ingesta y tiene que respirar y comer por la boca al mismo tiempo. Además, estos niños se vuelven inquietos al empeorar la calidad del sueño, lo que causa un cambio en su carácter y altera el apego.
Como son tan pequeños aún no saben sonarse la nariz, lo que es fundamental para mantener la nariz despejada. Por ello, es necesario ofrecerles una buena hidratación y la realización los lavados nasales. Estos se pueden repetir varias veces al día, cuando notemos que el bebé está más incómodo y si la congestión es muy intensa. A veces, para una extracción mayor de la mucosidad, podemos ayudarnos de aspiradores nasales. Pero es conveniente que sepamos utilizarlos correctamente para no irritar las mucosas del bebé, lo que produciría más mocos aún.
La fisioterapia respiratoria también puede ser una gran opción, no solo para aliviar sino para prevenir los problemas que ocasiona el exceso de mucosidad en los bebés. Utilizando técnicas no invasivas que mejoran la calidad de vida de los más pequeños, mediante movilización y fluidificación de la mucosidad pulmonar, lo que favorece el drenaje de las secreciones (expulsión de mocos) y ventilación pulmonar. Gracias a ello, se consigue una mejor alimentación, calidad del sueño y, si hubiera, disminución de la tos. Además, se reduce el riesgo de infecciones y complicaciones broncopulmonares futuras (como, por ejemplo, el asma)
Controlar los mocos desde edades tempranas es una inversión eficaz para pasar las etapas infa-juvenil y adulta sin problemas respiratorios.
Desde CLÍNICA CEMTRUN queremos ayudarte a que tu bebé esté libre de moco. ¡No dudes en contactar con nosotros!
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